Hoja de ruta plantea bases para una política industrial con visión de largo plazo en Paraguay
Paraguay ha demostrado en las últimas décadas un crecimiento económico sostenido y una notable estabilidad macroeconómica. Sin embargo, ese dinamismo no ha sido suficiente para cerrar brechas estructurales en productividad, formalización, diversificación económica ni generación de empleos de calidad. Ante esta realidad, el Centro de Estudios Económicos de la UIP, presentó los resultados del estudio “Diseño de una hoja de ruta para una política de desarrollo industrial y trabajo decente”, elaborado con el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El documento propone una estrategia estructurada para impulsar una política industrial técnica, progresiva y multisectorial, con enfoque en productividad, sostenibilidad e inclusión laboral.
Una industria en despegue
Aunque la industria manufacturera representa el 19% del PIB nacional y emplea al 10% de la fuerza laboral formal, su peso ha disminuido. Las micro y pequeñas empresas representan el 97 % del total, y el 83 % del empleo está concentrado en este segmento, muchas veces con altos niveles de informalidad y baja productividad.
El país cuenta con alrededor de 46.600 empresas industriales, de las cuales el 62 % corresponde al sector manufacturero. A pesar de ciertos avances en manufacturas de origen industrial como productos metálicos, químicos, plásticos y textiles, las exportaciones siguen dominadas por bienes primarios, y la transformación de la matriz productiva permanece pendiente.
En el plano social persisten desafíos estructurales a nivel nacional; el 71 % de la población se encuentra ocupada en sectores de baja productividad. El capital humano sigue siendo un desafío dado que el 40 % de la población ocupada tiene hasta nueve años de estudio, y el índice de capital humano del país está por debajo del promedio regional.
¿Por qué una política industrial?
La evidencia demuestra que la industrialización es una vía efectiva para elevar el ingreso per cápita, mejorar la productividad y generar empleos formales. El sector manufacturero no solo presenta la mayor productividad laboral del país, sino también la menor incidencia de pobreza y la mayor contribución social por ocupado.
Sin una política industrial clara, Paraguay ha experimentado una transición prematura hacia los servicios, omitiendo el desarrollo de una base manufacturera robusta. Una política industrial moderna permite revertir esa tendencia, guiando recursos hacia sectores de mayor valor agregado, estimulando la innovación y fortaleciendo los encadenamientos productivos.
El CEE identificó 10 desafíos estructurales que frenan el desarrollo industrial del país y la hoja de ruta propuesta busca abordar directamente seis de estos puntos.
- Mejorar la infraestructura
- Aprovechar mejor nuestra energía (mejorar eficiencia y aumentar oferta energética)
- Agregar más valor a nuestras exportaciones
- Usar más tecnología y aumentar la productividad
- Acceso al financiamiento
- Formar más trabajadores especializados
- Eliminar barreras comerciales y reducir burocracia
- Adaptarse a las demandas de sostenibilidad
- Atraer grandes industrias tecnológicas
- Fortalecer nuestras instituciones
A partir de la metodología internacional GIFF (Growth Identification and Facilitation Framework), el estudio analiza países que enfrentaron desafíos similares a Paraguay y lograron avanzar en su industrialización, como Croacia, Bulgaria, Costa Rica, Tailandia o República Dominicana.
Con base en sus experiencias y en las capacidades locales, se identifican cinco líneas de trabajo sectoriales relevantes para Paraguay:
- Agroindustria 2.0: escalar desde la producción de soja, arroz y carne hacia bioplásticos, balanceados, gelatina y proteínas vegetales.
- Industria de cables y componentes eléctricos: integrar a cadenas regionales para sectores como automoción, salud y energía.
- Manufactura liviana y electrónica básica: dispositivos médicos, circuitos, industria química-farmacéutica.
- Industrias metalúrgicas y electrointensivas: aluminio, baterías, hidrógeno verde y centros de datos, aprovechando la energía limpia nacional.
- Textiles funcionales: ropa técnica para salud, deportes, defensa e industria, con alto potencial para mipymes y empleabilidad femenina.
El estudio incluye una matriz de articulación productiva que traza rutas realistas para escalar productos existentes hacia industrias más complejas, a través de la combinación de sectores actuales como agroindustria, química, metalurgia y electrónica.
A partir de esta información, la propuesta de hoja de ruta que la UIP presenta se estructura en cinco etapas:
- Identificación de sectores prioritarios referenciales, con base a la dotación de factores.
- Evaluación de factibilidad y deseabilidad de sectores prioritarios mediante criterios de capacidad productiva, brecha tecnológica, costos, sinergias con otros sectores, potencial exportador y multiplicador empleo y valor agregado.
- Clasificación de sectores prioritarios por grado de desarrollo y capacidades: sectores existentes con potencial individual, sectores nuevos articulados y sectores totalmente nuevos.
- Diagnóstico de brechas de desarrollo de capacidades técnicas necesarias para avanzar hacia sectores prioritarios según criterios calificación y disponibilidad de mano de obra, infraestructura, acceso a financiamiento, logística y ubicación geográfica.
- Diseño e implementación de políticas públicas coordinadas por un Comité de Política Industrial, según las brechas identificadas para avanzar en la producción exitosa de los sectores. El enfoque debe ser transversal-macro y sectorial-micro con la participación del sector público, privado y académico.
El estudio concluye que Paraguay necesita una política industrial que trascienda los ciclos de gobierno y se convierta en una estrategia de Estado. No solo para crecer más, sino para crecer mejor: con más innovación, empleo decente, integración regional, sostenibilidad y desarrollo territorial.