“Son ellos o nosotros. Es la delincuencia organizada o el país formal”
Los representantes de los principales gremios empresariales del país manifestamos que, lo que hemos visto en los últimos días respecto al esquema de ingreso masivo de productos de contrabando al país, en total complicidad con los organismos de control, y donde están claramente comprometidas, tanto la gestión de la Unidad Interinstitucional Anticontrabando (UIC), como también la Armada y la Policía Nacional, amerita una reacción firme y aleccionadora de parte del Gobierno.
Hace mucho tiempo, el sector empresarial viene manifestando que el flajelo del contrabando no es un problema que le afecte con exclusividad, sino también a la ciudadanía en general, a quien se priva de los recursos que puedan brindarle mayor seguridad, asistencia a la salud y educación de calidad. Con estos hechos que han trascendido a través de la prensa, ya no hablamos “solamente” y entre comillas, del contrabando.
Hablamos de una descarada impunidad, que es la única conclusión a la que se puede llegar, después de ver todo un operativo delincuencial, sin registros de denuncias contra quienes lo ejecutaron, y que fueron de total conocimiento de las autoridades competentes.
Los gremios empresariales del Paraguay, cuyos representantes participamos de este manifiesto, hemos acompañado siempre esta iniciativa gubernamental y han afrontado con ella, varias crisis económicas, apelando siempre al respeto a las instituciones e intentando en medio de los avatares políticos, la protección -dentro de lo posible- de las condiciones para la necesaria gobernabilidad y recuperación económica.
La crisis económica acaecida por la pandemia, la sequía, el aumento de la informalidad, el irrefrenable contrabando, sumados a los conocidos factores exógenos, están llevando a las empresas paraguayas a una situación límite, y con ella, a todos sus colaboradores que con esfuerzo y sacrificio sostienen a sus familias. Es un momento en el que claramente hay que decir: Son ellos, o nosotros. Es la delincuencia organizada o es el país formal.
El problema que hemos expuesto, las imágenes que hemos visto en estos días, y las tibias explicaciones recibidas, nos desalientan e indignan sobremanera. Como paraguayos, nos resulta ofensivo el descaro con que se ha tratado de explicar lo inexcusable.
Es inaceptable pensar que las denuncias de corrupción que se evidencian en todos los medios de prensa, respondan a persecuciones políticas entre sectores en pugna electoral y que con esa excusa, pretendan quedar impune. Si la ciudadanía pierde confianza en las instituciones, acabaremos en un Estado fallido, donde ya no impere la ley sino la barbarie.
NO estamos dispuestos a validar una simulación de lucha contra el contrabando de parte de los organismos del Estado; NECESITAMOS que tengan al frente personas que demuestren firmeza y resultados. Reclamamos eficiencia, eficacia, patriotismo y el coraje suficiente para hacer frente a este mal que empuja al país hacia la pobreza, manipulando y aprovechándose de la necesidad de las personas.
Requerimos autoridades que cumplan con su rol y actúen en el marco del estado derecho, castigando a los que violan la ley, sin importar sectores, afinidades políticas, parentesco, o de cualquier tipo, y resguardando a los que trabajan en la formalidad. Sólo la igualdad irrestricta y sin miramientos ante la Ley, garantiza que podamos desarrollarnos en paz y progresar como nación.
Hoy, en medio de un escenario económico de enormes desafíos y magros resultados, donde se ha vuelto crucial el fortalecimiento de los sectores que generan empleo digno, y sin el ánimo de juzgar la honorabilidad de las personas, pedimos a quienes hoy están al frente de las instituciones de referencia den un paso al costado, o al Ejecutivo realizar los cambios necesarios para replantear esta lucha, que somos conscientes, no es nueva y mucho menos, fácil.
NO estamos dispuestos a transigir en este reclamo, ni volveremos a participar de reuniones ni mesas de trabajo vinculadas a la lucha contra el contrabando hasta que no hayamos sido testigos de una firme decisión.
En medio de tanta incertidumbre política, económica, y de la delincuencia que avanza y se consolida, los paraguayos de bien merecemos señales firmes, claras y contundentes de parte de los distintos poderes del estado.
Finalmente, y considerando la importante función de la inversión privada, desarrolladora de la economía y generadora de empleos, que necesita previsibilidad jurídica, estabilidad macroeconómica y baja presión tributaria, no perdamos la oportunidad histórica de radicar inversiones con omisiones que enturbien el clima de negocios, y destruyan toda posibilidad de desarrollo para el país.